El representante de Venezuela en la Organización de estados Americanos dijo que «los francotiradores apuntan a cabezas, pero llega un momento en que una cabeza escuálida no se diferencia de una cabeza chavista, salvo en el contenido». Para él, «el sonido que produce una cabeza escuálida es mucho menor, es como un chasquido, porque la bóveda craneana es hueca. Pasa rápido, pero eso se sabe después que pasa el proyectil».
Si semejante desatino procediese de otra boca, si Maduro no fuese el adalid de la revolución bolivariana en vida, si se hubiese dicho por un político español de la «casta», se desatarían las hordas del progresismo militante encabezadas por Pablo Iglesias y Podemos pidiendo libertad y calificando de asesinos a sus autores.
Pero no pasó nada. Hasta los muertos son diferentes dependiendo del bando en el que militasen.
Las dos caras de la verdad 
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