Archivo de noviembre 2011

Otra vez Letizia

Letizia tenía mejor aspecto cuando era presentadora de Telediarios que ahora, ejerciendo de princesa de Asturias. Decíamos en fechas recientes, que nos sentíamos orgullosos del origen de la experiodista, pero su aspecto, en estas últimas fechas, llega a preocupar. Siempre ha sido una mujer delgada, pero sus pómulos lucían más rellenos en fechas pretéritas cuando compartía mesa e informativo con Urdaci, que desapareció del mapa. No cabe duda de la actividad institucional de la Princesa de Asturias, pero tiene que parecer, además de ser buena, estarlo, y tanta delgadez no es la compañía idónea de la salud en una joven madre. Que mejore, por lo menos, en la imagen.

Adiós Pepiño, adiós

Aguda viñeta de Montoro, aunque no cabe restar méritos a D. José, de quien parecemos haber olvidado estas últimas semanas, que sigue siendo gallego. Pepiño ha dicho que se retira de la primera línea política, que queda mejor que ser retirado, sobre todo después de haber sido el azote de la corrupción popular a todo lo largo y ancho de esta vieja piel de toro. No se puede ser adalid de la honradez y conversar en las gasolineras, aunque sea de fútbol, porque, como decíamos ayer, la mujer del César ha de ser buena pero también parecerlo. El Sr. Blanco pasó de concejal de pueblo pequeño a número dos del Partido Socialista (lo de Obrero y Español no me atrevo a ponerlo) y del gobierno en un país del primer mundo en la vieja Europa, bastante más que cualquier aspiración de un joven socialista que cambió la escalada política por los estudios y la carrera. Ahora se consume por intentar suministrarse de combustible en el lugar y día equivocados, y aprovecha la confusión de la derrota electoral para hacer mutis sin que se note demasiado y conservando su acta de diputado por las connotaciones legales. Sanxenxo queda cerca de Arousa, donde conserva su apartamento ilegal el político gallego, y se come muy bien, a la par que discretamente. Mezclado con los turistas veraniegos, puede pasar desapercibido pese a vestir de Armani y contar los dineros de su cartera en billetes de quinientos euros, que es como se estila en estos asuntos. Echaremos de menos al Sr. Blanco por sus patadas al diccionario, por su leve dislexia, por sus múltiples caras, pero sobre todo, por su arte para negociar en las gasolineras. Como también decíamos ayer, que le vaya bonito.

Zapatero en Somosaguas

Zapatero se muda a Somosaguas, como buen socialista, a una vivienda unifamiliar de tipo medio, y según dice, por el deseo de sus hijas de estudiar en Madrid. Son ellas, precisamente, las que han hecho correr ríos de tinta cuando fueron fotografiadas junto a sus padres y el matrimonio Obama, que por esos pagos estadounidenses no son nada avanzados y prima el apellido del varón. Digo que no se puede retratar uno en visita oficial y pretender luego que la foto sea íntima o familiar, alejada del acceso a los medios de comunicación, lo que no me extraña, a la vista del aspecto de las chiquillas; bueno, el caso es que Zapatero se queda en Madrid, lo que es de celebrar, por eso de que seguirá alejado de esta Asturias a la que tanto olvidó durante su gobierno. No sé lo que pasará con D. Mariano, el del puro, pero confío en que nos contagiemos algo de su Galicia natal, pese a Pepiño y a quien pese, que a mi, al final, me da lo mismo. Las niñas de Zapatero marcaron un antes y un después en la imagen del presidente, habiendo quien llegó a decir que no podía gobernar un país si ni siquiera era capaz de controlar su propia familia, y no le faltaba parte de razón, porque la mujer del César, y las hijas, deben parecer buenas además de serlo; cosas de que el negro no es nada favorecedor. Ahora se quedan en Madrid y me alegro, porque es más cosmopolita que León, y pueden pasar desapercibidas entre otros individuos con indumentaria similar, que la capital da para mucho. Sonsoles me cae mejor: Ha sido discreta, continuó haciendo aquello que le gustaba y que llevaba a cabo cuando su marido era un simple diputado de a pie, que apretaba el botón siguiendo las directrices de González, con quien no le cabe comparación alguna. Zapatero se va, y me alegro, como también lo hago de que sus niñas paseen más libremente por Madrid, donde llamarían menos la atención que por Ordoño, entre señoras de provincias que criticarían a sus espaldas. Somosaguas no es frecuentada por gente de izquierdas, salvo los comprometidos con su propia solidaridad, como supongo que será el caso, pero estoy seguro de que D. José Luis, el del talante, dispondrá de tiempo para meditar en su Alianza de Civilizaciones, mientras las niñas disfrutan de la libertad occidental bien interpretada. Que a todos ellos les vaya bonito.

López

Patxi López cree llegado el momento de acercar por presos de ETA por eso de las cuestiones políticas, y porque, mientras las sentencias dependen de los jueces, las prisiones dependen también de los políticos y se pueden hacer ciertas concesiones.

Personalmente no alcanzo a entender el motivo por el que un asesino frío, calculador y profesional, como sucede con numerosos reclusos de la banda terrorista, ha de disfrutar ventajas que no tiene el preso común, responsable de haber asesinado en un momento de exaltación, a su vecino con quien discutía desde años atrás. También resultan mis entendederas especialmente escasas para comprender el carácter político que se quiere dar, desde ciertos sectores, a reclusos con delitos de sangre espeluznantes, capaces de escandalizar al más frío de los mortales.

Como a uno le resta cada vez menos fe en la especie humana, voy a creer que el bueno del Sr. López trata de aferrarse a su puesto, o a otro similar, viendo que el Sr. Jaúregui anda por las proximidades, ofreciendo tanto su mano a la izquierda abertzale, que solo le falta afiliarse a Bildu o Sortu; como además Rajoy va a gobernar en mayoría absoluta y no precisa los votos de PNV ni otras formaciones, solo queda arrimarse al electorado independentista, so pena de sufrir un batacazo en las siguientes elecciones comparable al que Alfredo pe punto tuvo en las actuales legislativas.

En definitiva, López hace guiños a los abertzales para conservar el sillón y complicar un poco la vida a Rajoy, mientras los asesinos, en sus celdas esperan recoger los despojos de la carnaza política en su propio beneficio.

A putas con la visa del ayuntamiento

La Junta de Andalucía suma otro escándalo cuando apenas quedan cuatro meses para las elecciones autonómicas. El ex alcalde socialista de Valverde del Camino y actual delegado provincial de Obras Públicas y Vivienda de la Junta, Miguel Ángel Domínguez, renunció ayer a los cargos que ostenta en el PSOE y en la Administración andaluza, tras hacerse público  que pagó con una tarjeta de crédito del Ayuntamiento varios servicios en un prostíbulo de Sevilla cuando aún era alcalde del municipio onubense. Los trabajadores tenían ya desde esa fecha problemas de cobro de sus nóminas ante la difícil situación económica de las arcas públicas.

No se trata de hacer la crítica fácil, a la que todo el mundo es proclive; tampoco queremos sumar desde este espacio otro “y tú más”, cuando es el modo de no alcanzar acuerdos ni encontrar soluciones. Estaba acertada Dª Amelia el otro día, cuando nos recordaba que la victoria popular se produjo en silencio, sin insultos o escándalos contra quien a partir de Diciembre, va a ser oposición. Del mismo modo, encontramos políticos corruptos entre todos los partidos, de modo que la discreción, junto con la estricta aplicación de la ley, siempre en su forma menos tolerante por la situación privilegiada de quien ostenta un cargo público, deben constituir las guías para que, a través de un amplio consenso entre las diferentes formaciones, se solucione esta lacra de nuestro sistema político. En ciertos espacios o medios de comunicación, se recogen exclusivamente los casos de tal o cual partido, obviando todos los demás; en nuestro espacio señalamos en fechas recientes el de un concejal que se concedió a sí mismo una plaza de funcionario y el presente, más por lo anecdótico de ambas situaciones, que por la cuantía económica del desaguisado. En el partido Popular también hay casos de corrupción, la verdad menos que en el PSOE, pero los suficientes como para tratar de acordar entre las fuerzas políticas, una actitud común en todos los casos similares, una suerte de pacto de no agresión, para mayor tranquilidad informativa de la ciudadanía. Les lanzo desde aquí la idea; por lo demás, allá ellos.

Los estómagos agradecidos

Más de mil millones de euros han recibido los sindicatos desde 2.008, cantidad desproporcionada en el contexto de una grave crisis que mantiene en el paro a cinco millones de españoles. Con tanto dinero, se podrían haber creado empleos, alimentado familias que pasan hambre y solucionado algunos problemas que llegan a ser dramáticos. Es lícito el derecho de asociación de los trabajadores, es lógico y necesario que existan sindicatos, pero lo que no resulta imprescindible es que se paguen con dinero extraído al erario público. La administración dispondrá de medios económicos para escuelas, hospitales, carreteras, pero no necesariamente para financiar las cenas de estos dirigentes en el Zalacaín. El modelo alemán en el que los sindicatos se autofinancian, es el espejo en el que debemos vernos reflejados en esta nueva legislatura, especialmente si tenemos en cuenta que el porcentaje de afiliación sindical es sustancialmente superior en el resto de Europa que en esta vieja España. Si uno fuese verdaderamente mal pensado, creería que la generosidad presidencial con estos señores era una forma de pagar su silencio o su connivencia en medidas sociales impopulares, que tomadas por otro partido hubiesen conducido a una repulsa por parte del socialismo y una sonora movilización por los sindicatos. Durante el gobierno de Aznar, comulgaron con reformas laborales intolerables y salieron a la huelga general por asuntos mucho más nimios, algo que resulta difícilmente explicable. Los misterios de estas organizaciones sindicales tienen solución sencilla: Billetes del Banco Central Europeo, y eso es malo para los intereses de sus afiliados. Una independencia económica es imprescindible para que disfruten del bien más preciado e imprescindible: La libertad.

Letizia

Me alegra que la princesa de Asturias sea de la tierra, sin ningún género de duda, y creo que es algo bueno para esta nuestra patria chica, en general. No me gusta, personalmente, verla tan delgada, con ese aire de Julia Roberts en versión más escuálida, pareciéndose a esos desgraciados chiquillos en quienes el bajo peso les viene impuesto por la vida. No quiero creer que se encuentre enferma, o que la presión mediática la haya conducido a la anorexia, pero no queda bien. Nos hace falta una princesa algo más llenita, sin que los nervios y los tendones se dibujen a través de la delgada piel; no me imagino una futura reina de España con un bajo peso patológico, cuando habitamos el país de las excelencias culinarias. Uno nunca habría asumido convertirse en príncipe de la noche a la mañana, especialmente por las exigencias del puesto, además del protocolo y otras obligaciones. La casa Real no tiene vida propia, y me recuerda la amarga frase de Hellen Mirren en Gosdfork Park: Yo no tengo vida, yo soy la criada perfecta. Ojalá no resulte este el motivo de la delgadez que sufre nuestra Letizia.

Cuestión de caderas… y de sexo.

Pues sí, las caderas son desproporcionadas, pero estéticamente es lo perseguido por este falso doctor (sí, es un hombre) que acaba de eludir su estancia en prisión mediante el pago de una fianza de 7.500 dólares. A raíz de su detención, al parecer tras haber inyectado en los glúteos de sus pacientes cola de caballo, cemento y otras sustancias poco propias de este tipo de intervenciones, numerosas pacientes han seguido el camino de la pionera y corrieron a formalizar ante la Ley algo más que el descontento por la actuación supuestamente profesional de este impostor.

En las mejores películas de ciencia ficción hubiésemos creído exagerada la historia real que aquí se reproduce, tanto por la naturaleza de la praxis llevada a cabo por una diletante, como por la aplicación sobre su propio cuerpo, de tales remedios estrambóticos. No menos curioso resulta que sea una persona en pleno proceso de cambio de identidad sexual.

Sorprende la fianza: 7.500 dólares. A uno le parece más grave jugar con la salud de los pacientes que robar impuestos, como hacen muchos políticos con extraordinaria habilidad y dilatada experiencia, a quienes se les imponen fianzas millonarias, pero supongo que los jueces tiene sus razones y unos conocimientos legales de los que carezco, pero me sigue llamando la atención. Como las desproporcionadas caderas de la falsa mujer y la falsa médico.

Maruja Torres

Hace unos seis años, Dª Maruja Torres afirmaba en El País que unos ocho millones de hijos de puta habían votado al Partido Popular. Forma curiosa de entender la democracia desde el progresismo que caracteriza a esta mujer, intelectual y comprometida. Supongo que la Sra. Torres ha depositado su confianza en Alfredo pe punto, lo mismo que casi otros ocho millones de votantes; la diferencia estriba en que uno, desde este espacio, respeta profundamente su elección, tan válida como haber votado a Izquierda Unida o a Amaiur, gracias a la incomprensible tolerancia de un Tribunal Constitucional que toma decisiones más políticas que jurídicas. El problema estriba en que el respeto no es mutuo: Los cejeros pueden calificar de hijos de puta a los votantes populares, pero Dios nos libre de que algo parecido suceda al revés. Afortunadamente no suele pasar, pese a las lindezas dialécticas que se dedican a los populares por parte de conocidos personajes progresistas, como Cristina Almeida, dispuesta a quemar los libros de César Vidal, por ejemplo. El respeto, el respeto mutuo, se entiende, es básico para la convivencia pacífica y el adecuado progreso de la sociedad en la que vivimos, donde resulta imprescindible la alternancia en el poder. Hoy los populares disfrutan de una mayoría absoluta que en unos años, pasará a ser socialista. Y nadie puede ser calificado de hijo de puta por votar a uno u otro partido. Además de ser irrespetuoso, es una notable falta de educación.

Rubalcaba

No lo merecía. Desde este espacio hemos afirmado siempre que Rubalcaba sufrió la herencia del zapaterismo e hizo gala de fuerza, entrega y sacrificio en una campaña electoral marcada por la más que previsible derrota. Rubalcaba es un gran político, a años luz del leonés errante, y hubiese sido muchísimo mejor presidente que D. José Luis estos pasados siete años. Pero los senderos de la política son tan inescrutables como los del Señor y la regla habitual no es que triunfen los mejores, sino los más taimados o quienes no se mueven en la fotografía y medran por inercia propia. Yo creo que se equivocó acercando a Felipe y Guerra en la campaña, porque, aunque González fue un gran presidente, su tiempo ya pasó y puede traernos a la memoria cierta etapa oscura del socialismo en la que el candidato también era ministro. Rubalcaba deja tras de sí una brillante carrera política, y de resultar reelegido, hará digno y duro candidato a la presidencia en las siguientes generales, con permiso de Dª Carmen, que es mujer y pacifista, aunque eso sea otro tema. Me apena el batacazo electoral de un candidato que merecía algo mejor como colofón de una dilatada vida en la alta política.


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