Archivo de septiembre 2011

Sexo

Samuel James tiene diez años y luce del modo que aparece en la instantánea superior, tomada del Daily Mail, respondiendo desde este mes, al nuevo nombre de Livvy y con un nuevo sexo, o sea, con otro diferente al suyo, al que tenía antes de irse de vacaciones.

Al parecer, el chico, o la chica, está diagnosticado de disforia de género, un trastorno, supongo que mental, que lo hace sentirse a disgusto en el cuerpo de un hombre. Como quiera que la ciencia médica es incapaz de curar determinados desórdenes psiquiátricos, pero puede disimular mediante la cirugía un cambio de identidad sexual, pues se interviene al tal Samuel para que salga del quirófano una bella muchachita en la flor de la niñez y encarando la adolescencia.

Al margen de que estemos, o no, de acuerdo con el cambio, lo relevante en este caso, es la edad del muchacho: Diez años. En este espacio se publicó el caso de Kim Petras, tratado a los dieciséis años y sobre quien corrieron ríos de tinta precisamente por la temprana edad a la que se llevó a cabo el cambio. Para Samuel, la decisión hubo de ser adoptada por sus padres, y no falta quienes entienden culpables a sus progenitores de los peculiares gustos de la criatura. Lo terrible, en este caso, es la irreversibilidad de las decisiones, porque hacer a Livvy volver a ser un hombre, se me antoja verdaderamente difícil, y diez años son poca edad para asumir el alcance o las consecuencias de los propios actos. La verdad es que, desde mi punto de vista, los padres no deberían haberlo consentido; después, la noticia corrió como un reguero de pólvora determinando una publicidad que tampoco me parece necesaria para el trastorno de este chico, o chica, o lo que sea y hoy, su foto está en todos los mentideros de esta vasta red electrónica. Las opciones sexuales deben ser libres para cada individuo, pero de la misma manera que el consentimiento en este país está en trece años, y se considera uno de los más precoces de Europa, debería suceder otro tanto en cambios de este tipo, impidiendo a chiquillos de diez años, o a sus padres, tomar decisiones que pueden lamentar el resto de sus vidas.

Los movimientos de las sillas

Es más que previsible un cambio de gobierno el próximo veinte de Noviembre, pese a la provocación de D. José Luis, el del talante, incluso en la fecha de las elecciones. Mientras tanto, no pierden oportunidad los conspicuos socialistas de ir colocándose en puestos preeminentes para la nueva legislatura. La ejecutiva de Benavente dimitió en pleno, como señalábamos el otro día, por la imposición del número uno en las listas del Congreso, el Sr. Camacho, ordenada desde Ferraz, en otro ejercicio ejemplar de democracia interna. Ahora le toca el turno al Sr. Bernaldo de Quirós, que abandona la carrera judicial para hacerse cargo de la Comisión Nacional de la Competencia, en la que se nombra consejero igualmente a un destacado afín al partido.

No parece tener mucho sentido llevar a cabo designaciones en puestos políticos a dos meses de las generales, pero es un sistema de evitar que destacados miembros de la formación política pierdan el puesto de trabajo. Los cargos de libre designación, o sea, nombrados a dedo, se multiplicaron en estos últimos años, bajo gobiernos socialistas y populares, que tanto da, y este movimiento de piezas durante el prólogo de la campaña que se avecina, es la norma para todos los partidos. Lo malo es que somos los ciudadanos, achicharrados a impuestos, quienes financiamos los excesos de nuestros rectores públicos, que encontraron en la guía espiritual de los descarriados votantes, un modus vivendi estupendo, cómodo y extraordinariamente bien pagado.

No es correcta la actuación del PSOE en este caso, pero la adopción de medidas por quien sospecho capaz de hacer lo mismo, me parece poco probable. Es más el ruido que las nueces, y detrás del escándalo verbal, subyacen intenciones parecidas en caso de que la situación fuese inversa; así la fe en la clase dirigente se va minando poco a poco y la ciudadanía más que dejar de creer, muestra abiertamente un profundo desencanto. Voy a romper una lanza en favor de Foro Asturias: La mayoría de sus cargos, como la alcaldesa de Gijón, tan vituperada por seguir operando, interpreta la política como una actividad temporal, mientras quienes la critican desde la oposición, llevan toda una vida saltando de concejalías a direcciones de órganos designadas políticamente y pasando por asesorías del mismo pelaje. Toda una lección de humanidad y de humildad de Dª Carmen, que hará una excelente edil para todos los gijoneses.

Panamera

Me gusta el Porsche Panamera, berlina elegante a la vez que potente y entretenida, como suele suceder con todos los vehículos marca de la casa; eso mismo debe pensar el Sr. Kahn, pues se trata del vehículo que suele utilizar para pasearse por París, la ciudad de la luz, y de muchas más cosas. A D. Strauss lo acusaron de violación en Estados Unidos orquestándose una actuación teatral que dio de pensar a más de uno, y con aspecto de montaje publicitario, porque Francia es mucha Francia, y el líder socialista une, a su personalidad, el defecto de un excesivo entusiasmo ante el sexo opuesto. Una camarera termina con la carrera política de quien podría haberse costeado la mejor “escort” neoyorquina, pero la carne es débil, y el mundo sigue girando, como si tal cosa. El Sr. Hahn es de izquierdas y se solidariza mientras circula en el asiento trasero de su Panamera, que es mucho más cómodo que las favelas brasileñas o las chabolas en las que los niños pierden la vida por falta de comida y de agua. Mientras tanto, D. Strauss pide disculpas a su esposa, por la falta de respeto que supuso tirarse a la empleada del hotel que además, no era ni guapa. Aprovechando el tirón, la periodista, una tal Tristane Baron, acusó al exdirector del FMI de violación, describiendo los acontecimientos de un modo tan sutil que parece no distinguirse la línea entre la iniciativa y el delito; en todo caso, no le hubiese sucedido nada a este pobre hombre de no haber sido rico. El morbo no lo tiene un beso robado si el garboso cuerpo del enamorado varón, se colgase a las siete de la mañana de un andamio, la cuestión está en el asiento trasero del Porsche Panamera, que es accesible para muy pocos, mientras el político socialista se solidariza con los desfavorecidos que atraviesan Europa hacinados en una furgoneta. A éstos no los denuncian por robar besos, sino comida, pero eso, es otra historia.

Berlusconi calificó a Merkel de «culona mantecosa»

Desde luego la señora Merkel no destaca por lo agraciado de su físico, pero es que el Sr. Berlusconi parece un figurín de cera tras las innumerables cirugías llevadas a cabo, al margen de otros medios estéticos utilizados por el político italiano, siempre preocupado por su imagen y conocido por sus excesos. La Sra. Merkel, con su revés político en las últimas elecciones, hizo de Alemania el motor económico de Europa y debemos agradecerle los españoles, el formidable tirón de orejas propinado a Zapatero por su política de improvisaciones, mientras vivía más ocupado en mantener a Rajoy alejado de la Moncloa que en gobernar a los españoles. Dª Angela sigue su criterio y paga el precio político de las decisiones, acertadas o no, que adopte. Su país tiene una cantidad importante de deuda española y no se puede decir a los pensionistas alemanes que no percibirán su dinero mensual porque el leonés errante reparte tres mil euros entre las parturientas para acallar a su rival político durante un debate en el Congreso, en el que vimos palidecer al Sr. Solbes. Il Cavalieri dejó plantado a Zapatero tras declarar que teníamos mejor economía que Italia, aunque después llame gorda a Dª Angela, demostrando que en la cuenca mediterránea la política tiene su lado humorístico, como grotesca caricatura de la vida real en este lado del globo. Francia se separa por eso de que tiene más tierras al norte y su costa no es extensa hacia el sur, pero la vieja bota dio políticos de la talla de Mussolini o Berlusconi, que se liga a media Italia a base de talonario, como no puede ser de otro modo, y en el supuesto de que ¡no haya prevaricación. Ganaría nuestro país vecino si perdiese de vista a su actual presidente, representante de un tiempo que ya ha pasado. Como D. José Luis, todo lo que puede hacer a partir de ahora, es daño.

Otegi

Al margen de la idoneidad de la sentencia en el momento actual, está el respeto al poder judicial y el deber que tenemos todos de acatar las resoluciones de los tribunales independientemente del derecho que nos asista a su recurso.

Otegi no pagó por su cooperación en atentados en Madrid, delitos de sangre, y pasando de puntillas sobre la relación entre Batasuna y el entramado terrorista, fue haciendo un discurso con lengua de doble filo, actuando de intermediario oficial con los del hacha y la serpiente, no condenando los atentados y justificando el impuesto revolucionario, que no deja de ser otra forma de extorsión, más o menos mafiosa. Ahora, los magistrados han resuelto que debe pasar diez años privado de libertad por su reorganización de Batasuna y su relación con ETA, por pertenencia a banda armada. Que recurra si le apetece. Muchos españoles se alegran de verlo entre rejas.

Democracia interna en el PSOE

El Sr. Camacho, ministro del Interior por obra y gracia del Sr. Zapatero, es nombrado número uno en la candidatura al Congreso de los Diputados por Castilla y León. Uno ignora si la designación fue digital, es decir, a dedo, o si por el contrario se celebraron las primarias de las que presumió en su día D. José Luis, el del talante, cuando el amigo Gómez le amargó la candidatura de Trini, que siempre fue recompensada por sus fracasos, más o menos sonoros. Pero, pese la ignorancia, creo que no hubo tales elecciones, a tenor de la dimisión en pleno de la ejecutiva del PSOE en Benavente, para demostrar su desacuerdo con la medida adoptada por Ferraz. Las luchas intestinas en la formación no se reducen al desencuentro entre Salgado y Blanco, en el que uno se decanta por la ministra, aunque solo sea por su cultura y experiencia política ante el concejal de pueblo venido a más; sino que también interesan a los galgos que corren la carrera de los puestos, colocándose como mejor les conviene. La profesionalización de la política no es buena, y en eso me gusta el perfil de Foro Asturias, donde se demuestra que sus cargos consideran temporal el paso por la política, ocasionando rabia y estupor entre quienes hicieron del servicio público un buen medio de vida. De momento, la tensión marca la ausencia de democracia interna, tanto en una como en otra de las grandes formaciones de este país, aunque se acusen mutuamente de sus propios defectos, otro modo de hipocresía política que hastía a los ciudadanos y justifica a los indignados, antes de que fuesen comprados por la izquierda trasnochada de la Visa platino. Pero eso es otra historia…

¿Su esposa tiene Alzheimer? ‘Divórciese, está muerta’

Pat Robertson es excandidato republicano a la carrera presidencial y se ha reconvertido a telepredicador, profesión curiosa y abundante en los Estados Unidos. Interrogado sobre que debería hacer un cristiano que establece una relación extramarital mientras su esposa padece un Alzheimer, la respuesta no pudo ser más contundente, indicando que el proceso no dejaba de ser una “especie de muerte”. Al margen de las connotaciones propias del cristianismo, que no me parece proclive al divorcio en general, lo que se sale de toda lógica es la escasa caridad y amor al prójimo que se desprenden de una solución egoísta amparada por el ministro de Dios a través de la telepredicación, o como quiera que se llame el invento.

Uno se da cuenta de que determinadas cosas solo pueden suceder en Estados Unidos; convertirse de político el telepredicador tiene su aquello, pero considerar al Alzheimer una especie de muerte prematura para justificar una separación, solo tiene el sentido común del egoísmo convertido en dogma de fe.

Cuenca

Rebuscando entre los ficheros de fotografías antiguas, encontré esta de Cuenca, ciudad que tuve ocasión de visitar varias veces. Las famosas casas colgadas alojan un restaurante en el que no se come mal y tiene el encanto de la vista y la ubicación. Disparé la fotografía con una cámara Sony Mavica, que grababa las imágenes sobre un antiguo diskette de tres pulgadas y media, alcanzado la increíble resolución de mil veinticuatro por setecientos sesenta y ocho. La óptica no daba para más, y resulta imposible adaptarle filtros o ponerle un polarizador, lo que hubiese mejorado la calidad de la imagen, desde mi punto de vista. Han pasado más de doce años desde entonces y recuerdo el incomprensible, incomprensible para mi, quiero decir, museo de arte moderno de la ciudad.

las cámaras más modernas han mejorado mucho, y las imágenes de los aficionados son sensiblemente mejores que la obtenida por mi en 1.999:

La imagen última fue tomada por Oscar Antón el 16 de Mayo de 2.010 con una Canon EOS 50 D. ¡Gracias Oscar!.

La opinión de Jackie Onassis

Jackie Onassis, o Kennedy, que tanto da, conversa en la fotografía, con Normal Mailer, autor de los hombres duros no bailan, además de otros famosos “best sellers”, y es noticia por la publicación de un libro que recoge las opiniones grabadas por la ex primera dama estadounidense por el Sr. Schlesinger, a la sazón, uno de los más famosos historiadores americanos. Las ocho horas y media de grabaciones se guardaron en el Museo John F Kennedy, de donde se rescataron más recientemente. El particular punto de vista de Jackie sobre de Gaulle o la mala opinión de Martin Luther King, no por sus ideas, sino por su presumible promiscuidad, dan idea del carácter de esta mujer excepcional que pasó de esposa del presidente de Estados Unidos a ser la mujer de uno de los hombres más ricos del mundo, sumiendo a María Callas en una profunda depresión. Jackie Onassis fue un icono para muchas mujeres de su época y se interesó tan poco en la política que ante la amenaza de una guerra nuclear lo único que ansiaba era pasar los últimos instantes al lado de su marido y de sus hijos.

Nació en Julio de 1.929, se licenció en arte en 1.951 y también estudió en la Sorbona de París; hablaba, además del inglés, con aceptable fluidez, español y francés. Su papel como primera dama se caracterizó por su elegancia y discreción.

Escribe César Vidal “a varias décadas de distancia, resulta obligado preguntarse si no es un ejemplo más digno de seguir que el que ofrecen personajes contemporáneos como Leire Pajín o Bibiana Aído”. La verdad es que nuestras ministras no tienen la elegancia de la viuda de Kennedy, y me da la sensación de que su fuerte no son los idiomas; eso sí, en español leen “cónyugues” sin ruborizarse, y, a cambio, se trata de mujeres realizadas, no subyugadas al varón, y que ocupan y reivindican su valor en la sociedad, notable diferencia con la madre que buscaba morir junto a sus hijos en caso de un desastre nuclear. No resto valor a nuestras ministras, pero tampoco se puede denostar la muy razonable opción de la Sra. de Onassis: Ella consiguió ser un icono social, mientras Dª Leire pasará al olvido con más pena que gloria. Así es la vida.

La duquesa de Alba en Time

Efectivamente, esta es la fotografía que de la duquesa de Alba, publica la revista Time, en referencia a su matrimonio con D. Alfonso Díez y que parece corresponderse con la “premiere” de la película protagonizada por Tom Cruise y Cameron Díaz, parcialmente rodada en Sevilla, donde por cierto, localizan estos norteamericanos, los sanfermines. No encontré en la publicación, imágenes del Sr. Díez, siempre discreto y sobre quien se dijeron muchas cosas en diferentes medios, pocas de ellas favorables. Incluso en la prensa nacional, el Sr. Ussía se manifiesta en contra de la aristocrática voluntad de Dª Cayetana, a quien considera responsable de la casa de Alba y su rancio abolengo, vaya por Dios.

La verdad es que esta buena señora goza de mis simpatías, pese a haberse pasado con el bótox, pero su sentido del humor, su carácter transgresor con las normas, la capacidad de lucir bikini a los ochenta y cinco años y otras cualidades, conforman toda una personalidad, además de los títulos nobiliarios que posea. No obstante, la boda parece fuera de lugar; tiene todo el derecho a ser feliz y si la compañía del tal D. Alfonso los consigue, pues adelante; pero el paso del matrimonio parece excesivo, especialmente si contamos el carácter mediático que se le confiere desde un principio y la diferencia de edad tan significativa y avanzada, entre los contrayentes. No es que veinticinco años sean una barrera infranqueable, pero resultan especialmente llamativos cuando uno de los contrayentes se acerca más a los noventa años; cualquier momento de la vida es bueno para el disfrute del tiempo, que es lo único que nos queda, pero la tercera boda de la duquesa parece que está de más, como esos días que los médicos dan a los pacientes terminales y acaban por resultar absolutamente inútiles.


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