O sea, que son comida sana. Quién sabe si también las hamburguesas contienen grasas insaturadas, propicias para el control lipídico de nuestra compleja fisiología, o si la Coca Cola, además de desoxidar tornillos, muestra otras propiedades terapéuticas, hasta ahora desconocidas.
El ejercicio supone un aumento de la oxidación en el organismo, lo que podría dar lugar a la fácil deducción de que acelera nuestro envejecimiento, a la vez que sentado en el cine, con litro y medio de cola y un caldero de palomitas, favorece la longevidad.
En definitiva, siempre es mucho más lo que ignoramos que aquello que creemos conocer, desde las antipartículas hasta el dichoso bosón de Higgins, esté donde esté, que tampoco importa demasiado. Las palomitas son antioxidantes y rejuvenecedoras, pase lo que pase con todas esas cremas milagrosas que pretenden engañar en normal discurrir del tiempo. Allá, muy lejos, en el horizonte de sucesos de cualquier agujero negro, el tiempo está prácticamente detenido, sin entender de maíces ni cosméticos, donde la vida y la llegada son imposibles, en un universo tan complejo del que ignoramos casi todo, salvo que las palomitas parecen ser saludables. Pues que bien.
Las dos caras de la verdad 
Comentarios recientes