Las hemerotecas hacen daño a los políticos desmemoriados, que son la mayoría, porque a día de hoy D. Alfredo ejerce un “agit prop” desde la discreción sibilina que acompaña al político cántabro, en primera línea desde los tiempos de González, que tiene su mérito. D. José Luis, el del talante, afortunadamente desaparecido de las primeras planas, se inventó hace unos años eso de que la derecha crispaba, frente a la austeridad y la calma de los socialistas. Se conoce que la movilización callejera, afortunadamente poco secundada, es la manera en la que entiende Alfredo pe punto el ejercicio de una oposición responsable. Los sindicatos trinan porque pierden ingresos en forma de jugosas subvenciones o abono de gastos en formación, patente de corso que derivó miles de millones a empresas particulares cuyos beneficiarios son altruista gente anónima. El socialismo trina porque se terminó el chollo de los estudios sobre la almeja de concha brillante o la casa de parchís, igual que los pobres hipopótamos de Mozambique lloran desconsoladamente la ausencia de esos centenares de miles de euros que se llevaban, mientras en países próximos, los niños mueren de hambre o por carecer de agua potable, lo que no deja de ser un contrasentido para alguien progresista. En fin, que nos espera la crispación que era propia de la derecha trasnochada y decimonónica, pero muy contagiosa cuando uno está en la oposición después de dejar al país hecho unos zorros. Parece difícil que alguien se trague el cuento de las soluciones rubalcabescas, cuando tuvo siete años de gobierno para haberlas puesto en práctica. D. Mariano ejerce de presidente, habla poco y recorta mucho, que es la forma de evitar el naufragio. Los resultados dentro de un par de años; entonces veremos si estuvo acertado o no, y hasta entonces, toca arrimar el hombro en vez de dedicarse a meter ruido con la boca.
Las dos caras de la verdad 
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