«Contra la Monarquía, contra la Iglesia, contra los empresarios… y ahora también contra las Fuerzas Armadas. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, sumó ayer miércoles un nuevo enemigo a un listado que va engrosando a medida que transcurre el mandato, completando el bodegón de las obsesiones clásicas de la izquierda española«.
El ejército es imprescindible en un país del primer mundo, como el nuestro, y no solamente en términos de defensa de la integridad territorial o de agresiones externas, sino como elemento de ayuda social en situaciones extremas en las que los servicios civiles se ven desbordados. Cuando arde el bosque, en inundaciones masivas, la presencia de militares especializados es vista con agradecimiento, especialmente por el progresismo militante que ya lo ha hecho público en más de una ocasión; además, supone una salida laboral para un buen número de jóvenes que encuentran, en su trabajo como soldado profesional, un medio de vida. A la Sera. Colau no le gustan ni los militares ni los turistas, no es partidaria de la monarquía ni de la libre empresa, pero ahora mismo es edil de una ciudad, capital de una comunidad autónoma cuya calificación financiera por las agencias de «rating» la sitúa a nivel de Angola. Sin comentarios.
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