Uno de Mayo

Con la leyenda que ilustra la imagen en nuestra entrada de hoy, se manifestaron los sindicatos el pasado primero de Mayo, obteniendo un nuevo record en el descenso de asistentes a sus movidas populares. Los trabajadores no precisan defender los derechos de su puesto de trabajo, sencillamente porque no lo tienen, y pronunciar frases del tipo de «es necesario implementar los medios para reactivar el tejido empresarial dentro del contexto de derechos sociales exigibles por la organización», además de no significar nada, alientan más bien poco a los emprendedores que se animen a crear empleo. La estadística dice que tenemos un sindicalista por cada ciento cincuenta y cinco parados, de modo que es difícil entender que representen a la clase trabajadora, más bien a los desempleados, algo en lo que resultan altamente ineficaces. Toxo y Méndez llevan una vida de lujo, mientras las colas del INEM son cada día más largas, y justifican su actividad mediante la convocatoria de huelgas generales que empobrecen al país, tanto da que durante la legislatura socialista que actualmente con la popular, en la que ostentan el record de haber paralizado al país antes de los cien días de cortesía obligados en estos asuntos de la política. Efectivamente, no tienen límite en su ineficacia y anquilosamiento las organizaciones sindicales. Los países nórdicos ofrecen afiliaciones sindicales de más de un ochenta por ciento; en España no llegamos al veinte y se financian a través de los presupuestos del Estado, de modo tal que los pagamos todos. A cambio, nos ofrecen bien poco.