El noventa y nueve por ciento de los deshaucios se iniciaron durante el gobierno socialista, pero todo ese período, Dª Ana Colau estaba más preocupada en defender a los proetarras que en protestar por los «sin techo», y apenas hemos tenido conocimiento de su existencia. Ahora lidera los «escraches» (eufemismo de presionar al límite de la ley, o excediéndola directamente) exclusivamente dirigidos hacia los políticos populares. El Sr. Griñán, más preocupado por lanzar cortinas de humo sobre la sombra alargada de mil millones de euros que tiene en EREs irregulares, se le ocurre la brillante idea de atentar contra la propiedad privada, simplemente porque sí, en un ejercicio de demagogia que tiene mucho más de fascista que de populismo. El Estado de Derecho tiene medios para presionar a los propietarios de las viviendas a alquilar o a no tener vacías las mismas, simplemente aumentado los impuestos sobre pisos que no se vean ocupados en un plazo razonable de tiempo; esta medida movilizaría el mercado y facilitaría el acceso a personas con medios económicos más limitados. La imposición coercitiva por parte de una administración que se califica de socialista, es una aberración ideológica.
Las dos caras de la verdad 
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