Fábula

Había una vez un rey que quería ir de pesca. 
Llamó a su pronosticador del tiempo y le preguntó el estado del mismo para las próximas horas. 
Éste lo tranquilizó diciéndole que podía ir tranquilo pues no llovería.

Como la novia del monarca vivía cerca de donde éste iría, se vistió con sus mejores galas.
Ya en camino se encontró con un campesino montado en su burro quien al ver al rey le dijo:
“Señor es mejor que vuelva pues va a llover muchísimo.”

Por supuesto el rey siguió su camino pensando: 
“Que sabrá este tipo si tengo un especialista muy bien pagado que me dijo lo contrario. 
Mejor sigo adelante.”

Y así lo hizo… y, por supuesto llovió torrencialmente.
El rey se empapó y la novia se rió de él al verlo en ese estado.
Furioso volvió a palacio y despidió a su empleado.
Mandó llamar al campesino y le ofreció el puesto pero éste le dijo:
“Señor, yo no entiendo nada de eso, 
pero si las orejas de mi borrico están caídas quiere decir que lloverá”

Entonces el rey contrató al burro.

Así comenzó la costumbre de contratar burros como asesores
que desde entonces tienen los puestos más remunerados en el gobierno. 

El tren

La imagen recoge unas vías de tren en las proximidades de Nueva Delhi, por las que caminanunas cuantas personas. Los trenes en la India tienen el mzrchamo de la tragedia, de la masacre entre amasijos de hierro por un convoy demasiado viejo y demasiado cargado, con viajeros que se cuelgan de las ventanillas vestidos con camisas multicolores. Los omnibuses por estos pagos patrios, eran de color verde ceniza y en Asturias se confundían con el «orbayu», mientras pasaban casi desapercibidos, como si estuviesen vacíos. Mucha gente murió por caminar a través de las vías, pero eran otros años, en los que la vida era como en blanco y negro. Ahora la alta velocidad tiene modo de vuelo transoceánico, con azafatas verstidas de azul y cistales tintados que nos alejan cada vez un poco más del sabor aquel que decía la canción de sabina cuando las noches perdidas lo tenían a pañuelo de estación. De las que ya no quedan.

La nebulosa

NGC 6559 es una nube de gas y polvo situada a una distancia de unos 5.000 años luz de la Tierra, en la constelación de Sagitario (El Arquero). La brillante región es un objeto relativamente pequeño, de tan solo unos pocos años luz de tamaño, en contraste con su famoso vecino, la Nebulosa de La Laguna (Messier 8, eso0936), que abarca cien años luz, según informa el Observatorio Europeo Austral en un comunicado.

La unión de átomos de hidrógeno para formar helio, libera una enorme cantidad de energía que da brillo a las estrellas, a esos cuerpos celestes que están tan lejos de nuestro alcance, hasta nuestro próximo sol particular. Nacemos y morimos en una esquina del universo, compuestos por elementos que resultaron de fusiones nucleares hace miles de millones de años, y que tal vez desaparezcan en forma de partículas o energía mucho tiempo después de que nuestro vehículo, nuestro cuerpo, haya desaparecido para siempre. La muerte es consustancial con la vida, pero todos los animales, y nosotros lo somos, trata de escapar lo más lejos posible de su inevitable final. Lo triste no es la certeza de un fin siempre demasiado próximo, lo peor es desaparecer de la faz del universo en la más absoluta ignorancia sobre el mismo.

Apadrina un niño… extremeño

Se juzga a un político catalán nacionalista por publicar la fotografía anterior, en la que se propone apadrinar a un chiquillo extremaño porque el porcentaje de producto interior bruto catalán que interpreta expoliado a su comunidad, no es suficiente para los cacereños. Se empeñan los dirigentes de medio pelo en obrar a espaldas del pueblo que los ha votado, gastando las monsergas de la independencia por sentirse mejores, que no diferentes, mientras los verdaderos problemas de la sociedad catalana, como el paro, la crisis económica y los dispendios absurdos en señas identitarias, como las embajadas ilegales y la subvención a elnguas autóctonas del Orinoco, se ocultan tras una muy bien dispuesta, cortina de humo. Cataluña, fuera del estado Español no es nada, ni siquiera una provincia balcánica, entre la miseria y la absurda defensa de la idiosincrasia aldeanista en un mundo cada vez más globalizado. Mientras tanto, los Pujol, los Mas y otros elementos de la caterva nacionalista, manejan cuentas suizas millonarias y educan a sus vástagos en inglés o alemán. Lo triste es que entre catalaens y alemanes solo queda la rima consonante de un pareado fácil.

Boda

Nada tengo contra la nobleza, de esa que abunda tanto entre cortijos y olivares, se conoce que es Andalucía un terreno propicio para los latifundios y los títulos heredados, aunque algunos se hayn visto  venidos a menos. El glamour ibérico siempre tiene tintes de sangre y arena, como los toros, y no se parece, por ejemplo, a los encorsetados británicos con su flema de tragicomedia de P.G. Wodehouse. De todos modos un hombre no se vestiría así jamás, ni en el día de su enlace matrimonial, con atuendo entre bombero y soldado prusiano decimonónico, mientras le espera un automóvil alemán de último modelo en la puerta del templo. Las revistas los sacan en portada, porque en el fondo, la muchacha que canta en el karaoke y gasta «leggins» de vértigo, sueña cada noche con el militar antiguo que la pasee del brazo bajo una colección muy larga de sables apuntando al cielo.

30 euros

En Alemania un individuo paga en un supermercado con un billete de treinta euros y le dan el cambio. Se supone que era una broma de un falsificador ocioso, pero el mérito lo tiene la cajera que facilitó la vuelta. La imitación es buena, pero me recuerda un episodio de una antigua serie de televisión española en la que unos falsificadores bohemios precisaro hacer billetes de mil ciento doce pesetas para que el negocio les saliese rentable. Lo difícil fue colocarlos en el mercado, pero eso debió ser porque no estábamos en Alemania.

Esperanza

Los caminos de la política son más inexcrutables que los senderos del Señor y es que hace tiempo que me vengo preguntando el motivo de la dimisión de Dª Esperanza Aguirre. Se trata de una mujer valiente, a quien la enfermedad no la lleva a abandonar su cargo, pero la considero lo suficientemente inteligente como para hacer mutis por foro izquierda antes de verse desgastada políticamente. La expresidenta de la comunidad de Madrid ganó varias elecciones por mayoría absoluta y convirtió en pelele al «invictus», que cosechó uno de los peores resultados del socialismo en la capital, pese a lo que sigue en la brecha y se especula como candidato presidenciable, Dios nos libre. El ínclito D. Mariano no mueve ficha mientras el gobierno traspasa cada día más líneas rojas del propio programa popular, subiendo los impuestos, recalculando continuamente las previsiones de déficit y viendo aumentar kilométricamente las colas del INEM. Plegarse a los intereses de Dª Angela no siempre es la única salida, pues desde mi ignorancia, opino que Europa no se puede permitir la quiebra de España con la misma indiferencia que la Grecia, Irlanda o Chipre; la caída de nuestro país arrastraría a los alemanes, que tienen ingentes cantidades de deuda española, y no creo que los pensionistas germanos tengan aptencia alguna por cobrar en pesetas, que de todo puede pasar. Dª Esperanza es liberal, es cristalina en sus ideas y las ejecuta con prontitud y diligencia, dejando que sea el tiempo quien juzgue sus aciertos o sus errores. El Sr. Rajoy, con la parsimonia propia de su origen usa un viejo dicho de la política franquista: A su derecha guarda asuntos que el tiempo ha ido resolviendo mientras a la izquierda acumula aquellos que el tiempo se encargará de solucionar.

El ministro y el árbol

No me cae mal D. Luis, ni le cuestiono su capacidad para llevar un ministerio tan complicado en estos tiempos que corren; más bien al contrario, pero haciendo el chiste fácil, tal parece que cayó del árbol que lleva su nombre, cuando nos cuenta que en su vida ha visto un billete de quinientos euros. Me resulta difícil de creer, es más, no lo creo en absoluto. Un ministro percibe un sueldo que comprende bastantes billetes morados, de esos que muchos españoles han visto solo en fotografía, pero no nuestro responsable de Economía. Personalmente me preocuparía que el miembro del gobierno responsable de este área no haya visto nunca un billete de quinientos euros, y me sorprendería que quien participó en Lehman Brothers y otras entidades internacionales en puestos ejecutivos, no se haya topado nunca con un «Bin Laden» (todo el mundo sabe que existe, pero nadie donde está). Por mentirijillas de esta catadura, hay países del mundo más serios, como Estados Unidos, en los que tendría que haber dimitido. No por falta de capacidad, sino simple y llanamente, por mentiroso.

Uno de Mayo

Con la leyenda que ilustra la imagen en nuestra entrada de hoy, se manifestaron los sindicatos el pasado primero de Mayo, obteniendo un nuevo record en el descenso de asistentes a sus movidas populares. Los trabajadores no precisan defender los derechos de su puesto de trabajo, sencillamente porque no lo tienen, y pronunciar frases del tipo de «es necesario implementar los medios para reactivar el tejido empresarial dentro del contexto de derechos sociales exigibles por la organización», además de no significar nada, alientan más bien poco a los emprendedores que se animen a crear empleo. La estadística dice que tenemos un sindicalista por cada ciento cincuenta y cinco parados, de modo que es difícil entender que representen a la clase trabajadora, más bien a los desempleados, algo en lo que resultan altamente ineficaces. Toxo y Méndez llevan una vida de lujo, mientras las colas del INEM son cada día más largas, y justifican su actividad mediante la convocatoria de huelgas generales que empobrecen al país, tanto da que durante la legislatura socialista que actualmente con la popular, en la que ostentan el record de haber paralizado al país antes de los cien días de cortesía obligados en estos asuntos de la política. Efectivamente, no tienen límite en su ineficacia y anquilosamiento las organizaciones sindicales. Los países nórdicos ofrecen afiliaciones sindicales de más de un ochenta por ciento; en España no llegamos al veinte y se financian a través de los presupuestos del Estado, de modo tal que los pagamos todos. A cambio, nos ofrecen bien poco.

José Luis Alvite (II)

Al final, la vida de un hombre se reduce a amontonar los recuerdos y tener a mano el teléfono de las ambulancias. El resto son ilusiones pasajeras, planes que no cuajaron y la suerte inmensa de hacer tres comidas al día. Uno se hace mayor y comprende que cada mañana al despertar le espera otro esfuerzo fuera de su alcance, un café que destruye la leche y ese periódico local en el que en cualquier momento será noticia su propio cierre. Hay que rendirse a la evidencia y seguir adelante como se pueda, conscientes de que las posibilidades de que surja una buena noticia no son en absoluto mayores que las de encontrar sangre en las heces. En la vida de un hombre llega un momento en el que se da cuenta de que aquellas cosas que aún le tolera la conciencia ya no se las permite el cuerpo y que hasta podría ocurrir que –por extenuación, por rutina o por desidia– le sobrevenga un bostezo en la mitad de un beso, como recuerdo que le ocurrió a una amiga mía que cumplidos los cincuenta años descubrió que en su declive emocional se daban juntos la resignación y la esperanza, la ganas de leer y la presbicia, y que en el momento de mayor placer sexual se le mezclaban el orgasmo y la llorera. Una madrugada de copas le dije: «No hagas planes y vive cada instante. Los días del ansia de comer dejarán paso a los días en los que habremos de conformarnos con la suerte de no vomitar. No hay otra manera de entender la vida, amiga. Nos quedará el recuerdo de cuando en Navidad nos sentábamos lejos de la cabecera de la mesa, de aquellos días dominicales y afrutados en los que había playas a las que ni siquiera había llegado aún la geografía, aquel tiempo indulgente y bautismal en el que incluso la muerte se perdía camino del cementerio». (Al admirable Andrés Aberasturi).

No tenía ganas de escribir, y es difícil glosar un texto como el precedente. Copia y pega para seguir disfrutando de poder hacer tres comidas al día.