Archivo de diciembre 2013

Evo Morales

Evo Morales, el progresista indígena redentor de latinoamérica, el exponente de la potencia sexual oriunda, ejemplo de machismo rancio y decimonónico, el transgresor que no se despoja de su peculiar indumentaria ni para dormir, acaba de defender la explotación infantil. Como lo oyen. Los niños no deberían trabajar, pero a veces no queda más remedio que hacerlo. Uno, liberal de toda la vida, tildado de conservador por el progresismo militante que aplaude con las orejas al politicastro boliviano, propondría la prohibición (regulación como gusta decir ahora a los políticos que acaban de encontrar un nuevo eufemismo) de que los menores trabajasen hasta los dieciséis o dieciocho años; facilitaría los medios para que la educación fuese universal, gratuita y obligatoria para todos los ciudadanos, españoles, colombianos o neozelandeses, tanto da, y peserguiría con toda la fuerza de la ley a los explotadores, a los padres que incumplan la normativa, a quienes los empleen y en general a quienes, a través de la ignorancia sobrevenida, impidan el progreso correcto y adecuado de la sociedad en general. Pero, por lo que se ve, ser de izquierdas es otra cosa diferente, seguramente más lógica y ponderada que este trasnochado razonamiento sobre la educación y el trabajo en los menores de edad, más acorde con la solidaridad, la cultura y el compromiso, que, de un modo u otro, siempre salen.

La cara y la cruz

Bertín, al hablar de su familia y por todo lo que estaban pasando, a pesar de los duros momentos, demostró una gran entereza en el transcurso de la conversación. «La cría continúa en la incubadora, y allí permanecerá por lo menos dos meses más, pero está bien y afortunadamente su evolución no puede ir mejor», manifestó. Y recordó una frase de su madre: «Hasta las noticias malas tienen su parte positiva». En mi familia somos así, y la Navidad lo tenemos que pasar bien y de forma divertida, porque hay muchos niños pequeños y, lógicamente, ni saben ni comprenden lo que está ocurriendo».

Kiko Rivera vuelve a Telecinco. El hijo de Isabel Pantoja regresa este viernes a Sálvame Deluxe con la excusa de presentar su último tema, la canción «Así soy yo«. O le han pagado mucho, o sigue siendo el chico inocente que piensa que las jóvenes le quieren por su físico. Su ligereza en Twitter y los problemas de su hermana con su madre van a protagonizar la entrevista, la tercera que concede en apenas unas semanas. Mientras, Chabelita aprovecha Twitter para decir lo que quizá no le dejan, a través de mensajes del tipo a «Una sonrisa en mi rostro no significa la ausencia de problemas, si no la habilidad de ser feliz por encima de ellos». Dicen que tanto a ella como a Alberto Isla, padre de su futuro hijo, les molesta que Paquirrín cobre por hablar de ellos.

Los dos son españoles, ambos andaluces, y desde luevo, varones. La diferencia es abismal: Bertín es un tipo simpático, elegante, atractivo, capaz de emocionarse ante una cámara de televisión; canta aceptablemente y siempre fue un gran comunicador. Kiko Rivera, «Paquirrín» tiene cierto parecido físico con el eslabón perdido, no se le conoce oficio ni beneficio y vive de pinchar discos por el tirón que supone ser hijo de su madre; después vende las miserias de su vida en programas rosa y prensa amarilla, para colorear su vida. La diferencia entre ambos es más que evidente.

Crímenes de honor en Palestina

El pasado 20 de septiembre medio centenar de miembros de la familia Zeidan firmaron en Tulkarem un documento público condenatorio de la conducta de una mujer del clan, Zamar, de 33 años, por cometer actos deshonrosos. Días antes un hombre borracho procedente de una localidad cercana se había introducido en su casa. Los vecinos lo sacaron de la vivienda y lo apalearon, obligándolo a huir, pero la mancha del deshonor ya había caído sobre la víctima del asalto.

Los miembros masculinos del clan familiar acusaron a Zamar de violar repetidamente «la ley de Dios, las costumbres y la moralidad» que se exige a toda mujer musulmana. El padre quedó también formalmente repudiado, por «haber fracasado en reformar a su familia». El texto fue imprimido y repartido por la localidad, incluso colocado en la entrada de la mezquita local. La suerte de Zamar ya estaba echada: al día siguiente, su padre la estranguló con un cable de acero mientras dormía.

Después los progresistas españoles lucen pañuelo palestino, como si tal cosa, en defensa de los intereses de un pueblo oprimido, y se manifiestan públicamente contra Israel, curiosamente la única democracia occidental de Oriente Medio. Los mismos que llevan la enseña tricolor, favoreciendo a quienes los ahorcarían de una grúa por su orientación sexual, porque resulta siempre más sencilla la simplicidad que un análisis profundo de la situación, tanto en nuestro país como en nuestros relativamente próximos vecinos de oriente.

Iglesia independentista

Ahora la iglesia católica ha dejado de ser de izquierdas o de derechas; progresista o conservadora, para convertirse en nacionalista. Los fieles catalanes salen a la calle dispuestos a convencernos a todos, a propios y a extraños, de que Jesucristo era independentista y que parte del Sermón de la Montaña fue pronunciado en catalán, por lo menos. A la Iglesia Católica, en general, le han caído calificativos de todos los colores: Es progresista para unos, conservadora si defiende la vida o la familia, fascista si desfila junto a ciertos políticos o comprometida con la izuqierda abertzale; ahora le tocó el turno al independentismo aldeanista y se apunta con Dios a la independencia, olvidando la frase de Jesucristo: Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

¿Intoxicación o suicidio?

Tres personas de una misma familia mueren en lo que parece un envenenamiento. En pocas horas, y sin autopsia de por medio, algunos periodistas identifican inequívocamente la causa de los fallecimientos: los cuatro afectados –hay una persona más, que afortunadamente no ha muerto– consumían habitualmente comida recogida de la basura, primero, y, después, en una versión sutilmente suavizada, caducada.

Tampoco faltaron, y como lo anterior a las pocas horas de las muertes, los que se apresuraron a sacar conclusiones de la desgracia: por supuesto, se trataba de un violentísimo asesinato del capitalismo depredador e inhumano.

Desgraciadamente es el menos malo de los sistemas, el más juzto, por cuanto permite con mayor facilidad el triunfo de los válidos sobre los poderosos, mucho más aún que en otros países de ideología comunista y economía centralizada, donde la única forma de medrar es la mediocridad política en el seno de la formación única. Pero lo que viene al caso, es el afán exagerado de los medios por vender la noticia: Es muy difícil que la intoxicación por alimentos en mal estado provoque la muerte en tres de cuatro sujetos de la misma familia, en el modo como lo ha hecho. Otras noticias posteriores hablaron de la posibilidad de un suicidio, pactado o no, que tampoco se descarta. La tragedia está ahi, delante de nosotros, y la causa termina por ser lo de menos, salvo que venda papel impreso. Los crímenes cometidos por ancianos que terminan con la vida de sus parejas y la suya propia por porblemas de salud o de aislamiento, pronto dejan de ser noticia, aunque la muerte sea la misma. Estos padres con sus dos hijos fallecen en circunstancias cuando menos extrañas, pero saltan a primera plana por su situación económica, por alimentarse de los restos contenidos en los cubos de basura. Algunos supermercados añaden una generosa cantidad de lejía a los alimentos caducados que depositan en la basura para hacerlos inservibles, lo que no parece suceder en este caso, pues el sabor del hipoclorito sódico y el olor son inconfundibles. Hay muchos pobres, pero no tantos, ni tan allegados familiarmente, se van a conocer a Dios antes de tiempo. Vender miseria es casi tan rentable como la corrupción o el fútbol; después de analizar los pormenores de una tragecia así, podemos seguir atentos a las declaraciones de Belén Esteban. Esas para la próxima entrada.

Trujillo incendia Twitter: «¿Para qué asuntos importantes sirve saber catalán?»

No es habitual que los políticos al uso apliquen la lógica en sus declaraciones; lo mismo se les ocurre construir un aeropuerto en Guadalajara que allanar el terreno al fallido proyecto de Eurovegas, y no pasa nada, como casi siempre; en este caso, la lógica que hemos defendido siempre en este espacio, la aplica una exministra socialista en un arranque de lógica impropio de los tiempso que corren.

El Sr. Montilla educaba a sus hijas en inglés, alemán y español, en un elitista centro privado de la ciudad condal, pero defendía la enseñanza pública casi tanto como la imposición de un catalánq ue no quería para su propia sangre. El de Iznájar aprendió apresuradamente la lengua autóctona cuando se vio abocado a ser el «President» y se topó de bruces con su ignorancia en el idioma políticamente correcto. Con español e inglés, recorre uno el mundo globalizado sin problema alguno de comunicación; con español, mal hablado, y catalán, solo propiciamos una endogamia social y cultural perniciosa para la propia comunidad autónoma, además de no llegar mucho más allá de Granollers. La ministra lo dijo alto y claro, como si no estuviese metida en política, y las redes sociales echaron humo, sobre todo los independentistas, ofendidos porque un progresista utiliza la lubertad de expresión. Tenía razón quien afirmaba encontrar a los nacionalismos aldeanistas próximos al fascismo.

Navidad

Desde este espacio también les deseamos a todos nuestros lectores, amigos, participantes, allegados, a quienes nos siguen y a quienes no lo hacen; a los que suscriben nuestras ideas y a quienes piensan de modo diferente y sobre todo a aquellas personas que no nos pueden leer por falta de medios, incluso de casa y de comida, a quienes no han tenido la suerte de nacer en este primer mundo que nos regala una vida de lujo, a todos y con el recuerdo de quienes ya no están físicamente pero siguen en el corazón, Feliz Navidad.

Seguridad privada

Los socialistas ya le han puesto título a la película. Las nuevas leyes de seguridad que prepara el Gobierno son «leyes de represión ciudadana». Este es un clásico del cine negro de nuestra izquierda: la derechona no vela por la seguridad ciudadana, sino que reprime a los ciudadanos; no respeta los derechos y libertades, sino que los machaca con una buena porra. Ya se sabe.

La izquierda abusa del término represión con la misma facilidad con la que la supuesta derecha emplea la «regulación» como eufemismo de las necesarias prohibiciones que son necesarias para disfrutar la libertad que termina en el mismo sitio en el que la ajena da comienzo. El buenismo progresista, solidario y comprometido de numerosos socialistas, choca frontalmente con las decisiones de gobierno que fueron tomadas en los tiempos en que las urnas les fueron favorables, para condenar, desde la oposición, lo que hubiera sido necesario hacer independientemente del color del gobierno de turno. Es preciso llamar a las cosas por su nombre, y las prohibiciones son imprescindibles, resultando hipócrita que se defienda lo contrario por parte de quienes apoyaron en Cataluña el fin de la fiesta nacional a instancias de quienes afirman defender, en el amplio sentido de la palabra, la libertad. Ahora parece ser que toca la vez a la seguridad privada. En un país en el que conviven en la misma ciudad policía local, nacional, Guardia Civil, ejército y policía autonómica con no siempre una adecuada comunicación entre ellas, ni un mando común, permitir la seguridad privada es un ejercicio de libertad y no de represión o demagogia. Regular las atribuciones es trabajo de los legisladores.

Paquirrin

El profesional de no hacer nada denuncia inseguridad en su cuenta de Twiter, presuntamente «hackeada» por alguien que insultó a la hermana adoptiva de Francisco Rivera Pantoja y a su novio, presunto padre de lo que vendrá después. Uno, bastante lego en informática, supone que una vulnerabilidad como la descrita por este muchacho, daría bastantes quebraderos de cabeza a la empresa responsable de la red social, que tiene unos pingües beneficios en su actividad comercial, y no pudiendo dejar la privacidad al azar, se hubiese publicado el defecto, así como la consiguiente subsanación por parte de la compañía. Nada de eso hubo. No news, good news. Kiko Rivera, el hombre del eterno chándal para conducir su Audi R8 («peaso carro» según él mismo), el vividor de la noche, el artista sin arte, se pilló medio cabreo con su futuro cuñado y lo saca a parir en las redes sociales, para desmentir después su comportamiento y cargar la culpa a un mal funcionamiento del sistema. Y lo peor de todo, es que resulta noticia de periódico de tirada nacional y se comenta, tanto en las redes como en los blogs, léase incluso este propio caso. Vergonzoso.

La reválida

La imagen de hoy recoge los alumnos de una autoescuela neoyorquina allá por los años cincuenta, al frente de unos simuladores que uno no tuvo ocasión de conocer en este nuestro país. Viene a cuento de la intención, por parte de la Directora General de Tráfico, de imponer una reválida a los conductores con más de veinte años de carnet, en base a que las estadísticas aputan un remonte de la siniestralidad con víctimas por encima de los cuarenta y cuatro años de edad.

Las matemáticas son precisas, pero entiendo que pueden influir otros fctores en este repunte: Muchas personas de tal edad pueden sentirse estresadas por una situación económica cada vez más acuciante, y eso determina cierta merma de atención al volante lo que se traduce en mayor número de accidentes; por otro lado tambien ignoramos cuantos vehículos de gran potencia se venden a quienes, llegada esta edad, disponen de los medios económicos para adquirilos, y por consiguiente, constituyen un riesgo superior de accidentes dadas las prestaciones del automóvil.

Una ojeada a la historia permite recordar que la velocidad máxima permitida en tiempos franquistas, cuando el famoso Seat 127 era el rey de la carretera en la que convivía aún con el «600», el «850» o el «4L», era de ciento cuarenta kilómetros por hora, han leído bien, ciento cuarenta, con vehículos cuya frenada era más de un treinta por ciento superior, superior en longitud quiero decir, a la de cualquiera de los automóviles actuales. Y los aumentos en el número de fallecidos por accidente de tráfico, resultaron constantes, pese a la modificación en las normales establecidas entonces; solo actualmente, mediante la imposición de sanciones importantes a los excesos de velocidad, consumo de alcohol y otras infracciones, se ha consegudio reducir significativamente el número de fallecidos en las carreteras españolas.

En definitiva, que suen un poco a lata la medida propuesta por la Directora, tal parece que se trata de gravar con más impuestos, o de modo indirecto, la maltrecha economía de los sufridos conductores, o bien que en el fondo subyazca una intención de reducir las importaciones de petróleo no permitiendo a algunos españoles mover su coche del garaje. Porque tengan por seguro que todo este desvelo por nuestra seguridad, se lo agraderemos a los políticos de turno, pero no va a ser gratis. ¿Tendrá algo que ver ese descenso del treinta por ciento en los alumnos de las autoescuelas?. Uno nunca quiere pensar más, pero esta reválida suena más a afán recaudatorio que a medida de seguridad necesaria e imprecindible para mejorar unas estadísticas que finalmente son bastante esperanzadoras.