El regreso

Casi cuatro años sin asomarme a través de esta ventana cibernética al mundo digital que nos rodea. Tiempo prolongado, durante el que sucedió de todo, casi siempre malo, desde una pandemia a una guerra más reciente, prueba del nueve de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

Las circunstancias han cambiado, y la frecuencia de contacto con este mundo exterior ha de verse significativamente reducida, pero no a semanas o meses, ni años, como sucedió esta vez. Me llevará tiempo «limpiar» los entresijos del espacio e incluso valorar un nuevo aspecto, más moderno. Intentaré aprender lo necesario para hacerlo. La edad no habrá de ser impedimento o cortapisa para la voluntad de ampliar los conocimientos en cualquier ámbito.

La imagen, la de una guerra absurda, como todas, no es una bonita forma de empezar de nuevo, pero resulta un fiel reflejo de la triste realidad que nos rodea actualmente, además de la pandemia, el cambio climático o las hambrunas. Que este 2023 sea mejor para todos.

Irene Montero

La imagen -un montaje- muestra justas a la alcaldesa de Madrid, la «señá» Carmena, junto a Irene Montero, que pasó de las alabanzas podemitas a la persecución por cometer sacrilegio junto a Errejón, del mismo modo que aquellas obras migraban en una noche de las musas al teatro, que se decía entonces. Pero lo meritorio de la instantánea es el rictus de Dª Irene, entre niña bien enfadada y preocupación profunda de progresista militante por los problemas sociales de clases inferiores, a las que nunca peteneció, frecuentó o conoce actualmente. La fotografía demuestra una auténtica profesional, pero no de la política, sino del teatro, de la impostura, de la actuación; no me sorprende el apoyo de la formación morada a los titiriteros de turno, puede que sea una suerte de pago en especie de las clases particulares que reciben.

Tríos

Los tríos son mal asunto, sobre todo en cosas del amor en las que siempre alguien se muestra disconforme con lo recibido y es que, ya lo decían los griegos, el amor es un sentimiento poco noble en el que cada uno espera para sí más de lo que da. Tengo la sensación de que no se repetirá la instantánea que ilustra nuestra entrada de hoy, con la buena sintonía entre los tres muchachos debidamente uniformados. Sí, uniformados. No es casualidad que lleven vaqueros, y camisas de manga larga, pero remangadas, debe ser una condición «sine qua non» para pertenecer -o alcanzar puestos de responsabilidad- en la formación morada. Se criticó, desde la izquierda militante, el encorsetamiento tradicional y decimonónico del traje y de la corbata, para imponer unos cánones de elegancia mucho más rigurosos desde la formal informalidad obligada, o sea. Está cercano el momento en que veamos al Sr. Errejón con corbata, casi a la vez que se corte la coleta D. Pablo. Publicaremos la nueva fotografía.

Violencia de género

José Javier Salvador, en la fotografía con la letrada que lo defendió por el asesinato de su esposa, Pilar Rebeca Santamaría, a quien terminaría igualmente matando unos años más tarde. Mantenía una relación sentimental con la abogada.

Es evidente que la prisión permanente revisable, en caso de haber sido aplicada, hubiese conseguido minimizar los daños sociales evitando, al menos, la muerte de la letrada.

No menos obvio resulta lo absurdo de los sentimientos humanos, que llevan a una excelente profesional del Derecho a establecer una relación con un asesino confeso, además, en un asunto de violencia de género.

Pese a que tenemos establecidos mecanismos de control para este tipo de asuntos, el buenismo nos lleva a cometer errores. La junta de tratamiento del centro penitenciario donde cumplia condena, no lo veía reinsertable; una decisión en contra de las recomendaciones -profesionales- terminó en otro crimen.

Son reflexiones, más o menos evidentes, invitándonos a no ser ciudadanos sorbedores/sopladores, como se dice ahora. Si se defiende a la vícitma de la violencia de género, no es razonable, a posteriori, desatender las recomendaciones del centro donde cumplen condena, en favor de una tolerancia mal entendida y que, en mi experiencia a lo largo de muchos años, siempre -digo siempre- ha costado vidas.

 

Kiko Matamoros

Se habló mucho estos pasados días, de la espectacultar belleza -y parecido con Angelina Jolie- de la nueva novia de Kiko Matamoros; uno, en su ignorancia, tiene el convencimiento de que la similitud no es fruto de la casualidad y que en el mundillo del famoseo, algunos detalles de este tipo tienen importancia. Al final, el representante artístico termina por compartir vida y otras cosas con esta dama de buen ver, aunque como en la mayoría de las ocasiones, afirman buscar la belleza en el interior, o una mujer que les haga reir. Eso mismo dicen las modelos espectaculares, quienes dicen valorar sobre todo la sinceridad, que suelen encontrarla en un jugador del Real Madrid, por poner un caso. El garboso cuerpo colgado de un andamio a las siete de la mañana de un apolíneo varón, suele despertar menos interés entre estas desinteresadas muchachas, tan amantes de la lealtad y la risa.

Errejón cabalga de nuevo

El silencio fue el arma mortífera con la que atacó al Sr. Iglesias, tan pagado de sí mismo que no supo de donde provenían los golpes. Guardó silencio cuando fue desterrado de la portavocía, cuando se le condenó en Vistalegre y urdió un plan tan frío como calculado, para asestar un golpe al reino de D. Pablo en el momento más oportuno. La imagen que ilustra la entrada de hoy nos muestra una pareja de amigos que terminó separada por la influencia de Yoko Ono, mujer en discordia; ignoro si Irene tiene algo que ver en todo esto, bueno en una parte sí, o que se lo pregunten a la señora Tania si la encuentran tras la columna en el Congreso de los Diputados. Que les vaya bonito.

Follo bien

Los hombres feministas follamos mejor. Así se expresó el macho alfa de la manada podemita, el Sr. Iglesias, el mismo que «azotaría a Mariló Montero hasta que sangrase». Su formación está obsesionada con el feminismo extremo, no dudando en considerar agresión machista sentarse en el autobus con las piernas abiertas o, en el curso de una discusión, levantar la voz a tu pareja. Yo, ignorante en temas jurídicos, leí en algún artículo de la Constitución que todos los españoles somos iguales ante la ley, sin diferencia por causa de sexo, creencias, etc. Soy conocedor de que el Tribunal Supremo, con encaje de bolillos, supongo, ha casado este concepto con la Ley de Violencia de Género, en la que creo firmemente para poder follar tan bien como D. Pablo. En fin, Irene debe estar encantada.

Totalán

Tengo claustrofobia. Nunca toleraría la excursión en una jaula como la mostrada en la imagen que ilustra la entrada de hoy, de la que entran y salen con toda naturalidad los valientes y abnegados profesionales que Asturias envió en busca de ese pequeño tras precipitarse por un pozo sin fondo. España entera demostró su capacidad de trabajo, su generosidad, coordinación y entrega en el trágico rescate del chiquillo. Contaba un «meme» en fechas recientes, que lo tenemos todo y que nos sobran los políticos; gracias a que no han intervenido -hasta ahora- en las labores profesionales de Totalán, se alcanzó un final tan triste como eficaz. Los mineros asturianos fueron protagonistas de esta auténtica hazaña, también como ejemplo de valor y buen quehacer, sean bienvenidos de nuevo a sus casas, a su tierra y con sus familias. Pasaron del anonimato a la heroicidad que siempre merecieron. Que sea enhorabuena.

Plaza de los Mártires

Tal era el nombre que tenía entonces, allá por el año 1.969, cuando todavía estaba detrás en la imagen, la estación de ferrocarril del Langreo, sobre el que comentamos en este espacio cuando adquirió -hacia esa fecha- una suerte de Talgo de segunda mano, que venía traccionado por aquella antigua y lenta locomotora de gasoil. Recuerdo aquellos automóviles, el restaurante Mercedes, entrando por Libertad a mano derecha, en el que jamás llegué a entrar -prohibitivo para los medios de mi familia- y los veranos como el que se muestra en la imagen, en los que pescábamos arrimados al muro de San Pedro o en Lequerica. ¡Juventud, divino tesoro!

Kafkiano

El despropósito que supone el comportamiento sesgado, infantil y caprichoso del progresismo militante alcanza cotas próximas a la estupidez. En un museo militar madrileño, un concejal de Izquierda Unida pide la retirada de «símbolos franquistas», como por ejemplo, uno de los aeroplanos utlizados por el ejército Nacional en la Guerra Civil. Por supuesto, nada le molesta un «mosca» del ejército republicano, de fabricación soviética bajo el mandato de Stalin, convencido pacifista y demócrata. Siguiendo ese criterio, derruiríamos los castillos como símbolo de una época oscura en la que los señores feudales abusaban de los siervos de la gleba; destruiríamos igualmente Versalles, fruto de un capricho monárquico, y así tantas y tantas obras de arte, arquitectónicas, etc., que inundan el pasado de una Europa que tiene historia, algo que los comunistas de chaqueta de pana y Visa Platino no quieren ver, salvo que sea escrita por ellos o sus adláteres. Retirar de un museo militar madrileño los aviones nacionales y dejar ejemplos de los republicanos no es indicativo de un sesgo ideológico, sino de una estupidez manifiesta.


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