Archivo de 20 de julio de 2011

D. Alberto de Mónaco

D. Alberto de Mónaco ha contraído matrimonio con una exnadadora australiana, actualmente nueva princesa del pequeño país europeo. La boda no contó con representación española porque solamente fue invitado D. Juan Carlos, quien no pudo acudir por estar convaleciente de su artroplastia de rodilla, y no alcanzaba ni se extendía al Príncipe de Asturias, que bien podría haber hecho los honores.

La relación entre el principado y nuestro país nunca ha sido buena. Le debemos a Alberto el hecho de que Madrid no haya sido elegida como sede de los juegos olímpicos, porque el monegasco vive en un nivel superior, desde el que desprecia a un país que conoce mal. Mónaco es un paraíso fiscal, un país de fábula, sin industria y sin otro medio de supervivencia que el capital custodiado por sus entidades financieras. El turismo representa también una parte importante de sus ingresos y a los propios ciudadanos monegascos, les está prohibido jugar en el casino, no vaya a ser que no rindan las ganancias. La independencia monegasca es relativamente reciente, aunque la familia Grimaldi lleve presente en el gobierno del actual principado desde hace más de setecientos años, ahí es nada. Este España nuestra es mucho más antigua y tiene la piel curtida por muchas más cicatrices que el moderno principado. No merecía la pena invitar a ningún representante de nuestra casa real, ni apoyar a Madrid en sus aspiraciones olímpicas. Que cada cual saque sus propias conclusiones.


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