Pedro Castro

Ha sido ejemplo por su imagen en este mismo espacio, en comparación con la de un candidatoe stadounidense, a quien le sentaba mejor el traje, además de ser más alto. Hemos escrito sobre el Sr. Castro por haber quedado absolutamente impune tras decir públicamente que había mucho tonto de los cojones que votaba a la derecha, algo por lo que en cualquier país con mínima tradición democrática, hubiese supuesto su dimisión o cuando menos, la neceidad de publicar unas disculpas que jamás vieron la luz. También fue noticia cuando, en singular ejercicio de democracia interna, aupó a su hijo para que le sustituyese en la alcaldía de Getafe, a guisa de derecho heredado, en la más pura tradición monárquica que tanto desprecia. Ahora dimite de sus cargos al ser procesado por corrupción en su municipio, lo que no nos sorprende en absoluto, cuando calificó de retrasados a los votantes de la derecha. Prefiere los adocenados votantes de su formación que gritan mucho y piensan poco, para sostenerlo en el puesto desde el que se enriquece a costa del erario público, como tantos otros, en nombre de la libertad