Demoledor

Los gráficos adjuntos revelan la tasa de desempleo en nuestro país y la incidencia de la temporalidad de los contratos laborales. Alarman ambas, y dan idea de que los políticos que nos gobiernan, socialistas o populares, no están a la altura de las circunstancias.

Sostener cuatro administraciones, estatal, autonómica, provincial y municipal, es una aberración descomunal que ha servido, a lo largo de los años, para incrementar artificial e innecesariamente, el número de funcionarios, hasta disponer de casi el doble que en Alemania, con una población sensiblemente superior. D. Mariano el sobrio, supo recortar bienestar social a base de bien, pero no osó mermar el número de trabajadores en la administración, ni de simplificar sus barrocos trámites, ambas cosas necesarias para disminuir el gasto del Estado y facilitar la creación de empleo a través de la iniciativa privada. El pueblo tiene derecho a botar, con «b», a nuestros gobernantes, a quienes no se les exige absolutamente nada, ni la obtención de resultados, ni tan siquiera el cumplimiento de un programa electoral que el partido popular ha pulverizado desde que accedió al poder. Europa hace números, y España sale mal parada con las cifras, mientras el Sr. Rajoy mira al tendido y echa la cortina de humo del aborto sobre la bancarrota familiar, el independentismo catalán y la connivencia con los terroristas.

Eurocataluña

Si ayer comentábamos como la locura independentista llevó a pedir explicaciones sobre la actuación, en el ejercicio de sus funciones, de dos guardias civiles por haberlo hecho en territorio catalán, hoy presentamos otra locura más de esta deriva soberanista: Han acuñado euros -moneda de la Unión Europea- catalanes. Como diría Ussía, D. alfonso, con un par de dídimos. No contentos con vender que Cataluña no es España -lo escriben en inglés porque no procede hacerlo en castellano y de haberlo hecho en catalán, no se les entendería más allá de Granollers- se autoerigen en miembro de la Unión Europea como si nada, sustentándose en la única referencia histórica de su reivindicación nacionalista.

Es una pena que el Sr. Mas haya olvidado que Barcelona se conoce precisamente como ciudad Condal por haber sido un condado de la corona de Aragón, mientras aragoneses o asturianos, que históricamente fueron reinos durante varios siglos, no tienen sed alguna de independencia ni de ruptura de esta España tal como la conocemos. Acuñar monedas, aunque no sean de curso legal, tiene un nombre en bable, que por estos pagos y aunque sea un dialecto, también tenemos medios propios de comunicación, se llama una babayada. Que vengan ahora los catalanes y busquen el significado