D. Pedro Castro anda haciendo malabarismos políticos para continuar aferrado al sillón de la alcaldía en Getafe, y conservar igualmente la presidencia esa de federaciones municipales, o como quiera que se llame; D. Pedro Castro no es ningún tonto de los cojones, como toda esa gente que votó a la derecha en las pasadas elecciones, especialmente en Asturias, donde el vuelco político obtenido por la suma de populares y foro Asturias ha sido histórica. A D. Pedro Castro no le gusta la gente que se aparta de lo políticamente correcto, y por eso, los insulta en los mitines, aludiendo a su escasa inteligencia: Solo un parvo puede votar a partidos como el popular, avalados por un suelo de más de diez millones de votos. No obstante, me doy cuenta de que existe una profunda razón de fondo para las afirmaciones del alcalde: Trata de colocar a su hijo como delfín sucesorio en su puesto de de edil municipal. Los tontos de los cojones son quienes no se enteran de que democráticamente, este buen hombre de sesenta y seis años de edad, intenta que su hijo, sangre de su sangre y carne de su carne, siga en la alcaldía del pueblo madrileño. Y digo democráticamente porque su puesto nace de la voluntad popular. Nada tienen que ver sus vínculos familiares, y cualquier joven de su edad podría estar colocado en los lugares privilegiados de las listas electorales que le permitiesen alcanzar un puesto de responsabilidad política. La valía se lleva en los genes, y solo un tonto de los cojones, podría interpretar torticeramente que el muchacho recibe trato de favor. Por eso, los socialistas pusieron el grito en el cielo cuando Dª Ana Botella fue elegida concejal por Madrid, pero guardaron un prudente silencio ante la designación de Dª Carmen Romero entre los primeros puestos de diputados por Cádiz, o en el caso que nos ocupa, permitiendo que el heredero de quien calificó de tontos de los cojones a los votantes populares, pueda heredar una alcaldía, al más rancio estilo de las monarquías totalitarias. Seguro que además, es republicano.
Las dos caras de la verdad 
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