¿Acoso?

El gobierno vasco lleva a cabo una campaña para denunciar el acoso sexual a las trabajadoras inmigrantes en esa región. La iniciativa me parece innecesaria, toda vez que el acoso está tipificado como delito en el código penal, y resulta suficiente con instrumentar los mecanismos necesarios para hcer cumplir la ley. En segundo lugar, tengo el convencimiento de que la situación no es necesariamente diferente a la de trabajadoras de cualquier otro origen, y esta suerte de «discriminación positiva» (nunca entenderé esta expresión recientemente acuñada) sigue situando a los inmigrantes en posiciones ventajosas respecto al resto de ciudadanos. Tanto desde el punto de vista social como fiscal, resulta más cómodo ser mujer y extranjera que no varón, español y estar al corriente de los pagos correspondientes a los impuestos. Por otro lado, es innegable que la prostitución entre las mujeres extranjeras, especialmente de origen latinoamericano, es sensiblemente superior que entre las oriundas de este país; que nadie vea en ello una crítica, sino la constatación de una realidad. Tampoco es cierto que se dediquen al oficio más viejo del mundo porque no queda otro remedio en una situación de crisis y marginación, pues con frecuencia, ejercen la misma profesión a los dos lados del Atlántico. Así las cosas, pretender cambiar la percepción social de una realidad basada en hechos estadísticos, dibujando a un muchacho que veja a la empleada de hogar extranjera, me parece perverso: Nadie, en su sano juicio, ni española ni de ninguna otra parte, diría semejante barbaridad a una trabajadora siemdo el empresario. Y para quien lo hicieses, están perfectamente legislatadas las consecuencias.